AA.VV
No importa lo humilde de nuestros inicios, se puede tener éxito. Para su país esta es la idea que personifica Abraham Lincoln, además de ser el primer presidente de los Estados Unidos que, tras su asesinato, alcanzó la categoría de mártir de la patria. Sigue siendo la imagen del sueño americano en su máxima expresión: desde la pobreza al máximo exponente del poder. Su legado se mantiene muy bien debido, en gran parte, a su dominio del arte de la retórica. No hay ningún otro presidente estadounidense que sea tan citado y vigente como Lincoln, cuyas palabras y discursos pueden emplearse en la actualidad sin que suenen a rancio y se sientan anticuados. No puede olvidarse tampoco que la Guerra Civil dejó muy marcada a generaciones de estadounidenses y fue Lincoln quien salvó a la Unión. Lideró a su nación en la guerra con firmeza y resolución y, al término de la misma, decidió impulsar una política de reconciliación nacional. Eso, y sentar las bases para la emancipación de los esclavos en una país como los Estados Unidos, en los que las diferencias raciales se mantuvieron hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, significa, sin lugar a dudas, que su nombre se mantendrá como uno de los símbolos mundiales de la democracia y la libertad.