AA.VV
Hay abuelas en todos los confines de la Tierra. Todos hemos conocido a una o a muchas, a las nuestras o a las de los demás.
Los más afortunados trotamos algunas tardes sobre las rodillas de una abuela Consiguelotodo o nos chupamos los dedos después de paladear un abrazo de chocolate de una abuela Repostera. Muchos sabemos que hay pocas sensaciones comparables a la de quedarse dormidos en el regazo de una abuela Tejedora de cuentos o podemos presumir de haber visitado otros planetas a bordo de la mirada perdida de una abuela Lunática.