LAURIÑO,MANUEL
«En este recorrido amoroso que vengo haciendo de un tiempo a esta parte por las diferentes provincias andaluzas, le toca el turno ahora a la tierra que me vio nacer, Cádiz. Una tierra codiciada en lo antiguo, crisol de civilizaciones, punto de encuentro y desencuentro al mismo tiempo, dada su privilegiada situación de paso, de innumerables pueblos invasores. Puede decirse, sin caer en la hipérbole, que ha sido uno de los lugares más apetecidos del mundo. Geográficamente la provincia de Cádiz divide sus amores casi a partes iguales entre la mar y el campo. A través de los siglos, la historia milenaria de Cádiz ha volcado sobre el pavés de sus campos y playas una serie encadenada de sucesos más o menos legendarios que han pasado de generación en generación por simple tradición oral, al calor del fuego hogareño, o que han sido cuidadosamente recogidos por viejos libros, roídos de orín y tiempo, acurrucados en las estanterías de algunas bibliotecas públicas, esperando la mano amiga de los estudiosos que los vuelva a sacar a la luz. El libro inicia garbosamente su andadura con Un asombro gaditano para llegar a buen puerto con el relato desgarrado del Rapto del Infante. Tanto en éstas como en las once historias restantes, desfilan ante nuestros ojos el amor y la muerte, los celos y la venganza, la religiosidad y la milagrería, la eterna gracia gaditana y la gravedad de sus ocurrencias, todo entrelazado por esos hilos misteriosos que conforman la particular idiosincrasia gaditana.»