MARTIN STEPHEN
Carlota quería una mascota. Le daba igual que fuera un perro, un gato, un hámster o incluso un cerdito. De manera que cuando cumplió seis años sus padres le regalaron una: ¡una roca gris y redonda! No era exactamente lo que ella estaba esperando, pero…
Dispuesta a dejarse sorprender, Carlota nos da una lección sobre el valor de la amistad.