LORAUX , NICOLE
Agradecimientos
Prefacio
LA CIUDAD DIVIDIDA: ALGUNOS INDICADORES
I. El olvido en la ciudad
Las dos ciudades
Uno se divide en dos
En la intersección, 'stásis'
Ares en la familia
Hacia la historia de un olvido memorable
II. Volver a politizar la ciudad
III. El alma de la ciudad
Qué conviene hacer con la 'stásis'
Una palabra embarazosa
Las huellas del crimen
Una transferencia en forma de analogía
Del individuo-ciudad
¿Platonizar?
BAJO EL SIGNO DE ÉRIS Y DE ALGUNOS DE SUS HIJOS
IV. El vínculo de la división
La más fuerte de las desvinculaciones
Acerca del 'méson' y sus modos de ocupación
'Stásis': un 'Gegensinn'
El 'kykeón', el movimiento y la división
El conflicto en suspenso
La armonía de Ares
Cuestiones griegas
V. Juramento, hijo de Discordia
La traición en el juramento
Un acto de habla y sus efectos
'Araí' y Ares
El juramento en la ciudad
No recordaré las desgracias
VI. De la amnistía y su contrario
Dos prohibiciones de memoria en Atenas
Olvidar el no-olvido
Poder de lo negativo, fuerza de la negación
VII. Sobre cómo se sacó un día del calendario en Atenas
Dos textos sobre un día menos
Los días prohibidos
Un día bajo negación
El acto de sustraer
POLÍTICAS DE RECONCILIACIÓN
VIII. La política de los hermanos
Los hermanos contra la 'stásis' y la 'stásis' de los hermanos
¿Qué es un hermano?
Nombres del hermano
La ciudad de los hermanos
El parentesco puesto a prueba por el conflicto
IX. Una reconciliación en Sicilia
Cómo salir de una 'diaphorá'
Acerca de las "fraternidades" en la ciudad
Hermanos, árbitros
X. La justicia como división
¿Una justicia sediciosa?
Acerca del proceso jurídico como lucha
'Díke', arbitraje y reconciliación
'Stásis', 'díke': el caso de Flionte
XI. Y la democracia ateniense olvidó el 'krátos'
Una amnistía en Atenas
¿Cómo hacerse perdonar una victoria?
Cuando 'demokratía' pierde el 'krátos'
Una memoria al servicio del olvido
Bibliografía
¿Es el olvido un requisito de la reconciliación, es acaso necesario olvidar para formar una nación unida? Nuestra época da, al parecer, una respuesta contundente, haciendo de la memoria el antídoto del mal: "conocer la historia para no repetirla", se dice, y se imputa al olvido las nuevas manifestaciones de la maldad humana.
Sin embargo, en el año 403 antes de nuestra era el olvido fue la base de la estrategia ateniense orientada a restablecer la unidad de la ciudad. Atenas -ciudad política por excelencia, allí donde la política "fue inventada"- eligió el olvido al término de una guerra civil que permitió a los demócratas retomar el poder, e hizo jurar a los ciudadanos que "no recordarían los males del pasado", que nadie volvería sobre el pasado, ni recordaría a los muertos ni las violencias de la guerra.
Es ese momento y esa circunstancia lo que está en el centro de la interrogación de Nicole Loraux en esta obra: ¿es necesario olvidar para reconciliarse y formar una nación unida? ¿Cuál es el buen uso de la memoria? ¿Qué era lo que realmente querían olvidar los atenienses? ¿De qué modo este conflicto entre memoria y recuerdo es central en la democracia? Al decretar la necesidad del olvido, los atenienses, sugiere Loraux, no quisieron hacer tabla rasa sino, antes bien, lanzaron negativamente una invitación al recuerdo: los conflictos pasados, objeto de una especie de tabú, promovieron el vínculo entre los ciudadanos. ¿Se debe entonces fingir el olvido para hacer un buen uso de la memoria? Dicho de otro modo: ¿sería el tabú más eficaz que la conmemoración oficial?