RIBA MIRALLES, JORDI
Nuestra época está marcada por fenómenos globales que provocan unacrisis tras otra. Confiamos en que sería posible salir de éstas y quecada generación vivirá mejor que la anterior, pero la inestabilidad en los ámbitos ha generado un malestar creciente y constante. Vivimos en una «crisis permanente» y las viejas ideas de desarrollo se muestranincapaces de lograr soluciones efectivas o perdurables. Este conceptorenovado, que aparece en escritos contemporáneos de Koselleck,Ricoeur, Beck o Bauman, no sólo nos exige su comprensión, sino que nos obliga a un cambio en la manera de pensar y actuar. En la línea deJean-Marie Guyau, Jordi Riba analiza la idea de «crisis permanente»como un motor de cambio positivo, sin necesidad de romper con elmodelo democrático. La democracia es un proceso sin fin, pero precisaser renovada por la acción ciudadana. No hay democracia sin crisis yaquella no se sostiene sin el ejercicio fraterno de sus componentes.La metáfora de la fraternidad integradora y huérfana de liderazgosilustra la situación en la que la humanidad se encuentra y sobre laque es posible