CONTRERAS MOLINA, FRANCISCO
El Cristo de San Damián constituye una preciosa joya de arte y obra de profunda teología. Pero esta maravilla no ha sido aún descubierta ni gustada, tal como nos invita el salmo: «Gustad y ved qué bueno es el Señor». Para hacer conocer las insondables riquezas del Señor se escribe este libro, que constituye un trabajo de seria investigación, de larga maduración y de contemplación de un creyente-poeta. Este Crucifijo de San Damián es único porque representa el misterio pascual completo de Cristo: a la vez muerto, resucitado, su-biendo a los cielos y derramando el Espíritu Santo. También ilumina el misterio de la Iglesia, tal como se aprecia en los personajes con-gregados a la sombra de un Cristo d la frater-nidad. El autor se sirve de los escritos de San Juan como clave hermenéutica fundamental para explicar el Crucifijo. Acude, sobre todo, a su mejor intérprete: Francisco de Asís. Su vida entera y fecunda obra sólo se entienden desde el Crucifijo que le habló: «Francisco, repara mi casa que, como ves, esta en ruinas».