HAVARD, ALEXANDRE
El liderazgo no puede ser sino virtuoso. Si no lo es, no es liderazgo. Cuando los antiguos griegos hablaban de liderazgo, ponían el acento en las virtudes de sus líderes. No podían imaginar un liderazgo desprovisto de valores y virtudes. Desde el principio el liderazgo se concibió como una actividad moral.
Este libro quiere presentar aquello que debemos saber y aquello que debemos hacer para convertirnos en líderes virtuosos. Ante todo debemos aprender a conocernos a nosotros mismos.
El objetivo de esta obra: el conocimiento propio, la excelencia personal y la plenitud de vida