GARCÍA YEBRA, VALENTÍN
Varios académicos han venido insistiendo, desde sus tribunas en los medios de comunicación, en la necesidad de hablar y escribir correctamente. Esta labor, consustancial a la Real Academia Española (limpiar, fijar y dar esplendor a la lengua), no ha sido recibida con recelo ni desgana por sectores mayoritarios de la población, sino con entusiasmo y afición: de ahí, por ejemplo, el éxito sin precedentes (y aun insólito) de libros como El dardo en la palabra de Fernando Lázaro Carreter, al que conviene añadir ahora El buen uso de las palabras, que reúne una serie de textos periodísticos dedicados fundamentalmente a resolver problemas de lenguaje (sobre léxico, morfología, acentuación, ortografía, sintaxis, incorrecciones, galicismos, anglicismos, cultismos y traducción), a describir y valorar aspectos y elementos de la naturaleza. Siguiendo la máxima clásica de divertir y enseñar, Valentín García Yebra nos muestra, de forma amena y apasionada, las mil y una trampas de la le
Varios académicos han venido insistiendo, desde sus tribunas en los medios de comunicación, en la necesidad
de hablar y escribir correctamente. Esta labor, consustancial a la Real Academia Española (limpiar, fijar y dar
esplendor a la lengua), no ha sido recibida con recelo ni desgana por sectores mayoritarios de la población, sino con
entusiasmo y afición: de ahí, por ejemplo, el éxito sin precedentes (y aun insólito) de libros como El dardo en la
palabra de Fernando Lázaro Carreter, al que conviene añadir ahora El buen uso de las palabras, que
reúne una serie de textos periodísticos dedicados fundamentalmente a resolver problemas de lenguaje (sobre léxico,
morfología, acentuación, ortografía, sintaxis, incorrecciones, galicismos, anglicismos, cultismos y traducción), a
describir y valorar aspectos y elementos de la naturaleza. Siguiendo la máxima clásica de divertir y enseñar,
Valentín García Yebra nos muestra, de forma amena y apasionada, las mil y una trampas de la lengua, siempre
con el noble propósito de descubrir y rectificar nuestros malos usos del lenguaje. El objetivo: ayudarnos a pensar con
más nitidez y a expresarnos con mayor precisión y transparencia.