RODRÍGUEZ LÓPEZ, ROSALÍA
I. Introducci¢n II. poca Monarquica III. poca Republicana (s. VI-IV AC.) IV. poca Republicana (s. III-II AC:) V. poca Republicana (s. I AC.) VI. poca del Principado (Gobierno de Augusto) VII. poca de las dinast¡as Julio-Claudia hasta los antoninos VIII. poca de la dinast¡a de los Severos IX. Conclusiones X. Öndice de bibliograf¡a XI. Öndice de fuentes XII. Öndice de materias XIII. Öndice de los Scriptores Rei Agrariae (S. III AC.- III DC.)
Esta obra presentar dicha figura agraria per se en este libro, quiz sirva para visualizar su importancia, no s¢lo en la cultura romana, sino tambi?n en una sociedad como la nuestra en la que los hurtos tradicionales est n en gran peligro de extinci¢n ante el avance de una agresiva cultura edilicia. Como indican Cassetti y Fagiolo los espacios verdes, hist¢ricos y recientes deben examinarse como un factor y expresi¢n, a veces como modelo, de una concepci¢n del verde; de una idea de ciudad. Adem s, no hay que olvidar que desde un enfoque urban¡stico las tapias de los huertos han definido siempre la ciudad m s all del estricto sentido geogr fico. Y dado que nuestro sistema jur¡dico no confiere, a este bien inmueble urbano, calificaci¢n propia alguna de la que pudiera extraerse una regulaci¢n espec¡fica, queda a consideraci¢n de los Planes Generales de Ordenaci¢n Urbana la posible adopci¢n de medidas preventivas y/o correctoras de este desequilibrio ambiental -que en la pr ctica desgraciadamente si quieran se plantean-. M s a£n, en el Cat logo de Bienes Culturales que dispone cada comunidad Aut¢noma, los huertos-as protegidos, como bienes del patrimonio hist¢rico-art¡stico, responden a caracterizaciones arquitect¢nicas o etnol¢gicas excesivamente singulares, resultando, por tanto, un instrumento claramente insuficiente, Situaci¢n parecida, no igual, fue vivida en la Roma republicana en la que los espacios verdes (huertos y jardines) quedaban sujetos a las leyes implacables de un desarrollo urban¡stico marcado por los constructores, en una ciudad en pleno desarrollo, y que ten¡a siempre m s necesidad de espacio.