ESPINA, CONCHA
El metal de los muertos es seguramente la primera novela social de la literatura española: su protagonista colectivo es el microcosmos de la minería de Riotinto en el momento álgido de su huelga. Su autora vive durante unas semanas inmersa en el ambiente de la que sería su obra más traducida, un mundo que en absoluto le era ajeno después de haber visitado las minas de Somorrostro, Udías, Ujo y Reocín, como no le eran ajenas las vidas de los trabajadores de distintos oficios y profesiones, a quienes ya había dedicado muchas de sus novelas, si bien no con un protagonismo tan destacado. Sus bellísimas descripciones ofrecen hoy al lector la posibilidad de, como Concha Espina aunque nosotros con la imaginación viajar al fondo de las minas mientras disfrutamos de la lectura de una novela que le otorgó a su autora el mayor éxito internacional, y que recibe hoy el mejor premio: su reeedición, casi cien años después, cuando se cumple el 150 aniversario del nacimiento de Concha Espina.
Concha Espina (Santander, 1869-Madrid, 1955) es la primera mujer española que puedo vivir de su trabajo como escritora profesional, gracias a su decisión de trasladarse a Madrid para comenzar su carrera con el propósito inicial de «sostener su hogar con modesto decoro», sencilla pretensión que la convertiría en una escritora de fama universal reconocida por la calidad de su narrativa, por los temas de sus novelas casi siempre protagonizadas por mujeres y por la riqueza idiomática de sus obras, en las que hace gala de un léxico cuidadosamente seleccionado y acorde a sus argumentos. Aficionada a la literatura desde su juventud, inicialmente a la poesía como atestiguan sus primeras publicaciones en diarios santanderinos, participa en diversos géneros literarios narrativa, teatro, crónicas, biografías o diarios y también artículos en prensa. Sus viajes por España, Europa y América dejan su huella en la obra de una novelista cosmopolita, candidata al Premio Nobel de Literatura, vicepresidenta de la Hispanic Society de Nueva York, y merecedora de los grandes premios de la Real Academia (Fastenrath, Espinosa y Cortina, Castillo Chirel y Premio Nacional de Literatura).