ERNST JUNGER
Durante la Primera Guerra Mundial, el joven teniente Sturm aprovecha las pausas en los combates para anotar sus observaciones sobre la guerra, contemplada como ley universal de la existencia, y el Estado moderno, una maquinaria esclavizadora del individuo en la era de la técnica. Lector voraz de Baudelaire o Huysmans, antiguo estudiante de zoología en Heidelberg, Sturm es también un escritor en ciernes al que le gusta leer esbozos de una novela que está escribiendo a dos oficiales amigos suyos. Roído por la contradicción constante entre vida activa y vida contemplativa, recrea en esos pasajes una concepción vitalista y aventurera de la existencia, así como el vértigo de la vida en las ciudades: un escenario expresionista para el arte y la sensualidad de los cuerpos.