MÚJICA, HUGO
«Identidad, palabra y hendidura»: 'identidad' del hombre desde la perspectiva de lo humano como expresión, como habla. 'Palabra' que le religa al mundo, al otro, a sí mismo y, paradójicamente, con el silencio desde donde esas palabras nacen, con el origen que las destina. 'Hendidura' que, si bien desenmascara la tradición de la identidad ?la de un yo que se agota en sí mismo, la de un yo cerrado en sí? es, a la vez, lo que lo abre a lo que más hondamente aspira: relacionarse, pertenecer, trascenderse... Hendidura trágica que imposibilita la identidad abriéndonos a la diferencia. Rompe el espejo para mostrar la transparencia.
Identidad que no es posesión sino acogida: «son siempre los labios de otro los que dicen mi nombre». Don que nos hace ser, o el ser como don. O el don de no ser: el misterio y la revelación del propio olvido al que, final y radicalmente, nos conduce este libro.
Podría ser un tratado de antropología, pero es más, es experiencia humana, saber vivido; podría ser un estudio gnoseológico, pero es el encuentro del hombre con aquello que lo busca, lo que en él se dice; podría haberse reducido a un tratado teológico, pero es apertura al misterio, espacio para el silencio. «Hay fragmentos, señales, vestigios: primacía de la palabra sobre la escritura, de la intuición sobre la razón. Del camino sobre el sistema, del sentido sobre el significado».
Esta búsqueda, errancia de palabra a palabra, termina siendo el encuentro con este libro. La experiencia de su fluir que llama al lector hacia su propia búsqueda. Más que un libro es un texto vivo, un diálogo: el de Mujica con la vida, con sus voces, y el de esas voces con las que, inevitablemente, suscita en quien las escucha, las lee. La voz del pensamiento que busca comprender, la de la poesía que busca escuchar, y la de «esa otra voz» que nos busca para nombrarnos.
Hugo Mujica no trata de convencer, tampoco argumentar: muestra. Para esto recurre a lo más convincente, al irrefutable aval de la verdad: la belleza. Belleza concentrada en la prosa poética que, imagen a imagen, nos va poniendo no frente a la verdad, como lo hace el razonamiento, sino dentro de ella, como sólo la poesía lo puede hacer.