LABOA, JUAN MARÍA
Este volumen presenta los dos últimos siglos de la historia de la Iglesia. Dos siglos apasionantes, difíciles y aparentemente confusos. El Espíritu sigue presente y actuante en vasijas de barro, pero estas son más variadas, complejas y llenas de sentidos diversos que nunca. La época contemporánea ha quedado marcada por la secularización de la sociedad; los principios de la Ilustración y de la revolución francesa fueron impregnando poco a poco las instituciones civiles y las mentes de los pueblos. Las sociedades buscaron nuevos modos de organización, extendiéndose un modelo de política laica que supuso una marginalización y maltrato de la Iglesia. La tradicional compenetración entre trono y altar, único sustento que parecía ser posible para que la Iglesia llevase a cabo su misión, iba resquebrajándose progresivamente. En este contexto, un urgente aggiornamento eclesial se fue planteado como un reto ineludible. Se multiplicaron las nuevas congregaciones religiosas, se purificó la liturgia y las manifestaciones de religiosidad popular, los estudios en los seminarios, adquirieron un nivel antes inexistente, cambiaron los métodos pastorales. El Vaticano II manifestó una Iglesia que optaba por la renovación interior y por un nuevo modo de estar presente en la sociedad.