ZAMBRANO, MARÍA / CROCE, ELENA
La colaboración entre Elena Croce y María Zambrano, nacida tal vez de uno de esos impulsos tan propios de Elena, que siempre estaba dispuesta a ayudar a quienes estimaba y quería (No tenía límites a la hora de hacer favores a los amigos o a las personas que se hallaban en dificultades), fructificó rápidamente en un intercambio epistolar recíproco, activo y fecundo. Fue una asociación que se prolongó durante más de veinte años, generándose en gran medida, más allá de los trabajos publicados, gracias a las páginas de es-tas cartas. De hecho, en ellas circula información, consejos de lectura, ideas; intuiciones que acaban madurando en proyectos, y proyectos que toman forma gracias a las observaciones mutuas y a la confianza recíprocamente establecida. [] La amistad no necesita una historia oficial, escribe Elena Croce. Y una tiene la impresión de que ha de ser sumamente discreta al entrar en las habitaciones más íntimas de esta correspondencia, y de que debe proceder con precaución para no romper la delicada transparencia, la filigrana fina, la ligera pero sólida textura de los objetos con que las dos escritora