BARK, ERNESTO
Ernesto Bark creía en la capacidad del arte y de la educación sensible para transmitir nuevas ideologías y valores. Con La invisible (1907), un relato en gran medida autobiográfico, Bark vuelve a dar vida a sus andanzas junto con otros miembros de la Gente Nueva y del Grupo Germinal, proletarios de levita, bohemios, artistas, publicistas y, en particular, con su amigo Alejandro Sawa, entre Madrid y París, de 1885 a 1897. En esta ocasión Bark recupera también la figura del anarquista Teobaldo Nieva, quien le sirve de baluarte de las fuerzas invisibles e internacionales que tenían que contribuir a la reforma social de España. Nieva y Sawa son a la vez protagonistas de una intriga amorosa que Bark entreteje recordando a Rigoletto, la célebre ópera de Verdi por la que sentía gran pasión. La invisible nos ofrece hoy un testimonio de la vida de aquellos jóvenes inquietos y rebeldes que lucharon, utilizando la pluma como arma, contra caciques y contra el clericalismo; en favor de la cuestión social, de la liberación de la mujer, del republicanismo reformista y de la modernización de la Nación con los ideales de la