ESTRADA, ANTONIO
Desde Jenofonte, Platón, Lisias, Teodectes de Faselis, Demetrio de Falero, Plutarco o Libanio, hasta Alphonse de Lamartine o Romano Guardini, la mayoría de los escritos sobre la muerte de Sócrates se centra en las denuncias que motivaron su juicio, en el alegato que hizo en él y, sobre todo, en su actitud ante la muerte. La mención a Jantipa, su esposa, cuando se da, es mayormente para resaltar su mal carácter, resultando que el arquetipo de mujer de carácter endiablado que ha llegado hasta nosotros se ha ido formando a través de las constantes referencias, más literarias que históricas, que han terminado, por acumulación, dándole esa carta de naturaleza. En Jantipa se quita el luto, el autor la aleja de esa etiqueta de mujer mandona e irascible, la sitúa en su tiempo y sus circunstancias, y nos ofrece la novedad de relatar todo el proceso que condujo a la muerte del filósofo a través de sus ojos, pasando por el dolor y el luto hasta la liberación que ella finalmente sintió.