MARTINEZ RUIZ, ENRIQUE
Una coincidencia de herencias patrimoniales convirtió a la MonarquÃa HispÃínica en tiempos de Felipe II en el imperio mÃís grande conocido hasta entonces. Bajo el cetro de los reyes españoles se reunió una gran cantidad de territorios repartidos por los cuatro continentes entonces conocidos: Europa, Ãüfrica, América y Asia. Semejante despliegue territorial suscitó rivalidades y oposiciones para contrarrestar la hegemonÃa alcanzada. Tales oposiciones obligaron a desarrollar una polÃtica defensiva que se extiende desde las islas Filipinas hasta los PaÃses Bajos, pasando por América, la penÃnsula Ibérica, Italia y el norte de Ãüfrica. Para defender tan grandes extensiones territoriales separadas por mares y océanos, hubo que fortificar puertos y ciudades, crear fortalezas en puntos estratégicos, levantar ejércitos, establecer guarniciones, organizar armadas y montar un sistema de comunicaciones de alcance global para mantener conectados los distintos espacios pertenecientes a la monarquÃa e integrarlos en un gran sistema administrativo. Todo ello significó un enorme esfuerzo económico y humano