SCHUITEN,FRANCOIS
Léon conoce muy bien a la Doce. La conoce mejor que nadie y anticipa todos sus deseos. Algo normal, teniendo en cuenta la cantidad de años que llevan devorando kilómetros juntos. Porque la doce, o mejor dicho, la 12.004, es una locomotora a vapor. Una reina de la velocidad, de la sofisticación mecánica, que enorgullece profundamente a su maquinista. Pero los tiempos cambian, el transporte eléctrico gana terreno y los días de la Doce están contados.