LUCIANA PRODAN
No es fácil escribir literatura de alto vuelo desde la pasión, y es todavía más difícil que los lectores puedan sentirla entre las palabras. En 'La perfecta casualidad de seguir con vida', la escritora argentina Luciana Prodan alcanza ambos cometidos.
Esta autora parece haber absorbido aquella afirmación de Julio Cortázar: «El cuento hay que ganarlo por nocaut». Y es que Prodan escribe con la contundencia de una desesperada que necesita contar historias, convencida de que al otro lado la espera un lector también urgido de emociones. Sus relatos, siempre escritos en primera persona, exasperan la carne, el estómago, el pecho, como si el libro en su conjunto fuera un torrente de sangre destinado a estremecer todo el cuerpo. «Corazonada», «La loca de la tijera», «Las muñecas no saben llorar», «El cuaderno que habla», «El milagro de no ser» y «Ángel negro» son algunas de las historias que Luciana Prodan nos cuenta desde la piel, comunicando vivencias, claves e intimidades.
'La perfecta casualidad de seguir con vida' conjuga pasión con una certera escenificación de la vida cotidiana, donde la incomprensión, el abandono, el amor, la enfermedad, la muerte y la locura son algunos de los protagonistas, grandes temas literarios tratados con la minuciosidad de una observadora de la experiencia humana. En dieciséis historias, la escritora aborda los temas de siempre, pero desde una voz diferente que pareciera hablar muy cerca de nosotros. La identidad que recorre cada título surge de alguien que parece conocernos, un yo que ha cobrado vida en las palabras.
Sus protagonistas en gran parte mujeres son personas acorraladas por la soledad, el dolor y el abandono, y llevan consigo una sensibilidad al borde de la agonía, he aquí, quizá, la mayor virtud de esta escritora: saber trasladarnos a los extremos. Mucho se ha comparado la literatura con un combate donde el lector se enfrenta a los conflictos de la existencia. La lectura de este libro equivale a participar en una batalla contra uno mismo y ganar. O no. Habrá que recorrer sus páginas como quien lucha en un cuadrilátero, ese es el reto para el ávido amante de la literatura que busca ser sorprendido.