ANONIMO
Cómics, películas y videojuegos están plagados de superhéroes que se enfrentan con sus poderes especiales a seres monstruosos que simbolizan las fuerzas del mal. El lazarillo de Tormes es, por el contrario, un niño de la calle que tiene que hacer frente, con sus limitadas fuerzas, a los monstruos cotidianos de la discriminación, la crueldad o la hipocresía. Para sobrevivir, la sociedad del siglo XVI no le ofrece más herramienta que el mal ejemplo.