ERIC FRATTINI
El 19 de abril de 2005, el cardenal Ratzinger fue elegido Sumo Pontífice. No sabía entonces que, al igual que sus predecesores, iba a encontrarse con un hueso duro de roer: el IOR (Instituto para las Obras de Religión) o Banco Vaticano.Los cuervos del Vaticano revela una historia de mayordomos traidores, filtraciones de documentos, comisiones secretas de investigación, del servicio de espionaje y contraespionaje del Vaticano, de prelados que denuncian la corrupción y que son alejados de inmediato de San Pedro, lavado de dinero, altos miembros de la mafia siciliana, un complot para asesinar al Papa, una adolescente desaparecida y supuestamente utilizada como esclava sexual, una guerra entre periodistas y directivos de la prensa católica, un presidente del IOR cesado y con miedo a ser asesinado . Y es que, en el Estado de la Ciudad del Vaticano, la realidad siempre supera a la ficción.«Sin justicia, ¿qué son los reinos sino una gran banda de ladrones?».Benedicto XVI citando una frase de San Agustín en su primera encíclica Deus caritas est (2005).«Se está dedicando con gran empeño a asegurar la absoluta transparencia de las actividades del IOR y su respeto de las normas y procedimientos que permitan incluir a la Santa Sede en la Lista Blanca».Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (23 de septiembre de 2010).