MONTEJO, EUGENIO
Además de su prestigio como extraordinario poeta, debe reconocerse a Eugenio Montejo como ensayista fundamental. Los asuntos que abordó fueron diversos, desde su concepción personal de la lírica hasta los avatares de las artes plásticas, pasando por la evocadora reflexión, siempre lúcida y minuciosa, acerca de escritores clásicos y contemporáneos. No faltan, tampoco, atisbos metafísicos en los que una sensibilidad forjada en la segunda mitad del siglo XX se enfrenta al advenimiento del nuevo milenio. «Ya no somos, pues, modernos, al menos en el sentido en que lo fueron Neruda, Bandeira, Eliot. ¿Qué somos », se pregunta en alguna ocasión. Su prosa tiene la clara impronta de Montaigne, visible en su acentuada subjetividad, así como en el cultivo del matiz y el tono dubitativo. Su pensamiento se caracteriza por el repudio a los telurismos superficiales; el abandono de los magisterios o las actitudes mesiánicas, tan frecuentes en las letras hispanoamericanas; el escepticismo ante las matrices discursivas de la Modernidad, en especial la noción de progreso aplicada a las artes. Esas tomas de distancia se aprecian