YOURCENAR, MARGUERITE
Ambientada en la Europa del siglo XVI, Opus nigrum narra el trágico destino de un hombre excepcional y nos hace revivir la fascinante época que va de la Edad Media al Renacimiento. Opus nigrum, una vieja fórmula alquímica para la obtención de la Gran Obra y que también simboliza las pruebas del espíritu en su proceso de liberación, es el título elegido por Marguerite Yourcenar para trazar la vida de Zenón, personaje inspirado en el químico alemán Paracelso, el médico español Miguel Servet, el filósofo italiano Tommaso Campanella y Leonardo da Vinci. Reseñas:
«Posiblemente la mejor novela de Marguerite Yourcenar.»
Luis Goytisolo «En sus novelas históricas supo Yourcenar, con la enorme calidad de su escritura y la hondura de sus ideas, dignificar y trascender todo un género.»
Care Santos, El Cultural de El Mundo «Esta obra es al tiempo un ensayo sobre el Renacimiento y un cuadro sobre esa turbulenta época [...]. Una experiencia conmovedora, infrecuente y en ocasiones inquietante para el lector contemporáneo.»
The New York Times Book Review «Recordad que la lucidez es contagiosa, y también lo es el coraje. Se leéis, querréis releer; uno jamás se cansa de Yourcenar.»
Dominique Aury «Si hubierta que carcacterizar con una sola palabra el conjunto de su obra, no lo dudaría un momento: Yourcenar o el saber, naturalmente. Yourcenar o la seredidad, sin duda. Pero sobre todo, Yourcenar o la altura. Yourcenar o la elevación.»
Jean D'Ormesson «Yourcenar no llegó a la historia desde fuera, sino que nació en su interior, en ella y desde ella aportó al género su tradición clásica, su sentido de la trascendencia de la naturaleza (ecologismo radical hasta su panteísmo final, el orientalismo y el budismo), sus experiencias personales (familiares y amorosas hasta su homosexualidad) y su sentimiento pudoroso, elegante, discreto y congelado de las pasiones humanas.»
Rafael Conte «Una de las más grandes escritoras del XX, consagrada desde muy joven a la tarea de habitar en ajenas conciencias y de escribir contra el olvido.»
Javier Aparicio Maydeu, El País