OLAIZ, AMÉLIE
Amélie Olaiz se rebela contra su ángel de la guarda; si no hace el amor, ya no le sirve de nada. Pero ella misma tiene grandes alas blancas aunque quiera teñir sus plumas de morado. Así somos todos; siempre queremos otra cosa. Amélie deja caer sus piedras de la luna para que hallemos nuestro camino y la encontremos al final de la jornada. El encuentro es feliz. Es una luz bajo la lluvia. con algo de Katheryn Mansfiel y algo de Julio Torri y mucho y muy valioso de sí misma, Amélie Olaiz nos regala a cuenta de gotas sus Piedras de Luna, minicuentos filosóficas y profundos que mucho nos dicen de la condicíón femenina.