MARTIN BARO, IGNACIO
Si el pasado siglo fue considerado por Hannah Arendt como el siglo más cruel de la historia, los datos que nos viene ofreciendo el actual no anuncian precisamente una corrección a esta tendencia. No va a resultar fácil superar la marca de dos guerras mundiales, pero cabe holgadamente la posibilidad de que el número de personas que caigan víctimas de las diversas modalidades de violencia no tenga nada que envidiar a las del siglo pasado. Es la herencia más sombría que legamos a las generaciones venideras.
Ignacio Martín-Baró vivió en una sociedad en la que la violencia pasó a formar parte del mismo ordenamiento social, vivió en un medio que, entre otros, encontró en la cultura de la violencia uno de sus más sólidos soportes, vivió en un país estremecido por una guerra civil durante una década. Por esa razón, una de sus trayectorias intelectuales más continuadas estuvo dirigida a dar respuesta a este fenómeno, haciéndolo desde un marco epistemológico en el que el principio de realidad histórica se impone como punto de partida y como marco para el análisis de cualquier manifestación del comportamiento humano, y en el que la acción violenta se ve acompañada siempre de un fondo ideológico que la sostiene, que la dirige, que le da sentido, que la cubre y la adorna de significados, que la justifica y hasta la legitima.