ECHENOZ, JEAN
Gregor ha inventado y descubierto todo lo que va a ser útil durante los próximos siglos: la transferencia inalámbrica de energía eléctrica mediante ondas electromagnéticas, la corriente alterna, la bombilla sin filamento y la radio, entre otras cosas. Pero, ¡ay!, tiene dificultades con sus asuntos personales, quizá porque la ciencia le interesa mucho más que el beneficio. Aprovechándose de este rasgo de su carácter, otros científicos acabarán robándoselo todo. Y a Gregor, como única distracción, y ocupación, sólo le quedará la compañía de los relámpagos y el teatro de los pájaros. Aunque basada en la vida, obras y destino del ingeniero Nikola Tesla (1856-1943) y en los cuentos que inspiró, ésta es una ficción sin pretensiones biográficas. Tras Ravel y Correr, Echenoz cierra con Relámpagos su espléndida serie sobre tres vidas. «Si os preguntan: ?Entonces, ¿cómo es el nuevo Echenoz??, podéis responder: ?Raveliano gracias a su prosa musical y protagonizado por un personaje apresurado como Correr.? Añadid que Echenoz domina el inimitable arte de desarrollar personajes encerrados en lo que hacen, obnubilados por su meta hasta olvidar en ocasiones al mundo y a quienes los rodean. Y no olvidéis señalar que a veces nos hace reír hasta despertar a los vecinos, pero que la tristeza también está presente. Como en todos los libros del autor» (Alexandre Fillon, Lire). «Con pinceladas leves y al hilo de una narración elíptica y veloz, Jean Echenoz traza este retrato que, después de Ravel y Correr, es la última parte del tríptico de las ?vidas imaginarias? emprendido por el novelista. Una obra notable que se ofrece como una variación infinitamente melancólica sobre la soledad, la desintegración de los sueños y de un mundo; tras la ironía, la vivacidad, la elegancia y la gracia, siempre se transparenta lo trágico» (Nathalie Crom, Télérama). «A fuerza de una falsa ingenuidad, como si contara esta historia a los niños, Echenoz ha escrito, más que una vida, una fábula memorable. Con Relámpagos, nos invita a una pesadilla encantada, a través de un protagonista con tanta prisa por dejar de ser real que se transforma ante nuestros ojos en un príncipe encerrado en una torre, en una fortaleza narcisista impenetrable. Gregor es uno de esos «bellos durmientes» al que ningún relámpago (de conciencia) podrá despertar. Cautivo de sus propios sortilegios, su vida adquiere, por la gracia de la escritura de Echenoz, una carga simbólica tan poderosa como la de una Cenicienta o un Pulgarcito. Es un héroe golpeado por su propio destino» (Nelly Kaprièlian, Les Inrockuptibles). «Una pequeña obra maestra de elegancia, ironía, humor, ternura y, sobre todo, estilo» (Valérie Marin La Meslée, Le Point).