ELIO GALLEGO
Existe un legado político con más de dos mil cuatrocientos años de historia, y cuyo origen se remonta a los inicios mismos de la reflexión filosófica en Occidente, con Platón y Aristóteles. Fueron ellos quienes esbozaron las primeras reflexiones sobre la mejor mixtura posible de elementos diversos para el logro de una buena y equilibrada constitución política, tomando como punto de partida la existencia en toda comunidad humana de lo singular (monarquía), de los pocos (aristocracia o senado) y de los muchos (pueblo o cámara baja), y sus instituciones respectivas. Esta tradición ha perdurado de tal modo en la Historia de las ideas y formas políticas de Occidente que cabe preguntarse con toda legitimidad si no estamos en presencia, en el ámbito del pensamiento político, de la más genuina Tradición Central de Occidente, por utilizar la conocida expresión de Isaiah Berlin. Esta es la idea fundamental de esta obra que Ciudadela presenta al lector de habla española. Se trata de una Tradición que bien puede enorgullecerse de contar con autores, además de los fundadores de la ciencia política ya mencionados, Platón y Aristóteles, de la talla de Polibio, Cicerón, Tomás de Aquino, Montesquieu, los federalistas norteamericanos o Edmund Burke.