GONZALO SANTONJA GÓMEZ-AGERO
José María de Cossio situó el origen del Toreo a pie en el siglo XVIII, pero en similares prudencias siguen anclados los estudiosos que apenas adelantan un siglo el comienzo del proceso que desembocó en la corrida moderna, cuyas raíces se hunden mucho más atrás. Y esta afirmación se mostrará refrendada en las páginas de este libro por pruebas documentales y pervivencias arquitectónicas irrefutables, a pesar de alzarse estas en cascos urbanos de villas de tanta prestancia como Almazán.
Almazán disfrutó de dos recintos festivos: el de la Plaza Mayor, espacio acotado para alardes y celebraciones de tronío, y el Campo del Toro. ¿Por qué del toro ese campo? Rincón urbano, amparado por las murallas, pero secundario a tenor de la jerarquización social del entramado urbano, qué tipo de acontecimientos acogía. La respuesta a estas preguntas ocupará las páginas de esta obra.
Pero aquí sólo hablarán los documentos, no las teorías preconcebidas ni las repeticiones doctrinales.