MATÍAS CANDEIRA
Uno espera que los niños regresen a casa cuando todavía hay luz. Que los cuchillos estén lejos de su alcance. Que los muertos no se levanten de sus tumbas o, al menos, que si lo hacen se comporten con educación y no interrumpan nuestra cena. Que los vivos conserven el sentido del humor. Que no existan encapuchados tras las cortinas. Que esa mancha roja del sofá no sea lo que parece y que eso que hemos golpeado con el pie no sea un hueso. Uno espera estas cosas, en fin, como quien espera de un libro cierta tranquilidad, un plácido entretenimiento y, al cabo de la lectura, algún que otro final feliz. Pero también es cierto que lo que uno espera no siempre es lo que desea. Con un cambio radical de registro, Matías Candeira propone en Todo irá bien un chapuzón al abismo que hay en nuestro interior: una mirada al fondo de nuestras creencias y a los límites morales de nuestros actos, a nuestros lazos de sangre y a los paisajes carbonizados de la infancia. Por supuesto, como decía un viejo filósofo, todos esos abismos antes o después, nos devuelven la mirada. «La literatura entendida como un sistema de vasos comunicantes entre lo real y lo imaginario, o más bien entre lo difícilmente real y lo posiblemente real, ésa es la almendra de la estética de Matías Candeira. su talento natural; sus dotes para construir relatos puntualmente bellos y visionarios, y su capacidad para presentarnos mundos nuevos o permitirnos ver éste mismo con otros, quizá mejores, ojos.» Vicente Luis Mora «En el terror que esboza Matías Candeira las cosas familiares se vuelven extrañas desvelando lo siniestro. Bajo esa extrañeza posible en el ámbito de una realidad que lo abarca todo, existen capas de horror que tal vez ya se han filtrado por las paredes de las habitaciones con dos camas, por las vidas de familias convencionales, por las arterias por las que discurre y se estanca la enfermedad. El calificativo para definir los textos de Matías Candeira es un perturbador que, en este caso, no es una palabra hueca ni una consigna publicitaria.» Marta Sanz