MODIANO, PATRICK
Si Un pedigrí y En el café de la juventud perdida ?ambas publicadas por Anagrama? supusieron para el lector español un rescate del Modiano esencial, la Trilogía de la Ocupación representa la recuperación del Modiano originario, del Modiano de donde surge una obra única y fulgurante que silencia las voces que especulan sobre la crisis de la novela francesa contemporánea. Forman esta trilogía las tres primeras novelas de Patrick Modiano: El lugar de la estrella, La ronda nocturna y Los paseos de circunvalación. Cuando publicó la primera ?1968? tenía veintitrés años y el libro obtuvo los premios Roger Nimier y Fénéon. Le Monde habló de su «maestría y fuerza poco frecuente» y utilizó sin dudarlo el término «obra de arte». Al año siguiente aparece La ronda nocturna, donde su prosa hipnótica y creadora de inquietantes atmósferas se asienta en el panorama literario francés con tanto entusiasmo como turbación. En 1972 publica Los paseos de circunvalación y obtiene el Gran Premio de la Academia Francesa. No ha cumplido aún los treinta años y ya es un autor de culto. De la mano del gran cronista Bernard Frank, nace una palabra que define su estilo: modianesco. A partir de ahí los lectores saben de lo que se está hablando: la marca de la casa es impecable. La Trilogía de la Ocupación es el primer y más brillante bisturí novelístico de la turbiedad, la complicidad social y la fantasmagoría, del antisemitismo, el crimen organizado y la fiesta de algunos en este negro período del siglo XX francés. Concretamente del París ocupado, su gestación y consecuencias. Entre el delirio, el sueño y la falsificación desfilan todos los fantasmas de la época. Entre ellos, el padre ?ese eterno modianesco?, una banda criminal que gira en su provecho la amenaza del enemigo y la locura ideológica ?retrato del soporte intelectual de aquellos años? de un judío antisemita. Y todo ello contado, en palabras del prologuista a esta edición ?el escritor José Carlos Llop?, «como si Scott Fitzgerald y Dostoievski salieran de correría nocturna y en vez de bares hubieran visitado varios círculos del infierno con un espíritu entre la frescura fitzgeraldiana y el fatalismo nihilista del ruso, mezclado con cierta atmósfera a lo Simenon. Su Virgilio burlón es, sin duda, Céline. Y del equilibrio entre todos surge Modiano. ¿Su estilo?: una respiración lenta e hipnótica, con el dring cristalino y el swing jazzístico de los felices veinte, desplazado hacia la luz negra de un fragmento de los primeros cuarenta europeos, que aporta el ingrediente guiñolesco. Sin olvidar ni el chic morandiano, ni la cosificación del Nouveau Roman, ni las listas a lo Perec». Un libro absolutamente imprescindible.