KIRK, RUSSELL
Cuenta Russell Kirk que sus críticos progresistas, quienes precisamente le pidieron que redactara una suerte de programa conservador, quedarían desilusionados por cuanto no encontrarían en él ningún tipo de sueño o utopía socialista sobre el futuro. Lo cierto, como él mismo escribe, es que "la verdad, en nuestro tiempo, es dura; y si la verdad tiene todavía belleza, es una belleza tan rígida y austera como para asustar al delicado paladar del progresista". De hecho, Un programa para conservadores está muy lejos de ser un texto ideológico. No acomete la realidad desde esquemas cerrados e invariables, ni contiene soluciones mágicas para los problemas actuales. Más bien al contrario.
Kirk, que huye del intelectual y del ideólogo como si la vida le fuera en ello, se centra en los principios fundamentales, que son la base de toda argumentación y acción posterior y que, sobre todo, son los grandes desconocidos en la política actual. "El conservador entiende que las circunstancias humanas son casi infinitamente variables, y que cualquier medida política o económica debe decidirse a la luz de las particulares circunstancias de tiempo y lugar, llámese a esto oportunismo ilustrado o, mejor aún, prudencia".
Un programa para conservadores ofrece más criterios y lúcidas preguntas que respuestas concretas. Sin embargo, la realidad moderna es tan compleja que nunca fue tan importante acertar en las preguntas para llegar a alcanzar las mejores respuestas. Finalmente, el propósito de este libro es inequívoco: "Ayudar a repensar el modo en que entendemos el orden social y moral en el que hemos nacido; y sugerir los medios necesarios para preservar y renovar lo permanente en tiempos en los que el caos y la oscuridad amenazan con recuperar sus antiguos dominios".