ROBLES, FRANCISCO
La muy noble, leal, invicta, heroica y mariana ciudad duerme la siesta.
En Nueva York es la generosa y cóncava mañana, que diría Borges. El rancio se prometió a sí mismo que volvería como la oscura golondrina que se empeña en regresar al lugar de la vida. Y lo hizo. Al año siguiente se plantó otra vez en la roca madre de Manhattan para demorarse en el gozo de la relectura: una ciudad se lee con los pies, no se olvide jamás este aserto. Hoy, al tercer año, el rancio resucita las impresiones de
aquellos dos viajes para que todo quede en la nada de este libro. Lorca escribió "Poeta en Nueva York". Uno, que es mucho más humilde, le ha colocado el artículo para no arrogarse la categoría, para quedarse en la soledad del individuo: "Un rancio en Nueva York".