MINGUEZ CORNELLES, VICTOR / RODRIGUEZ MOYA, INMACU / RODRIGUEZ MOYA, INMACULADA
Agradecimientos.-Prólogo. Los Habichtsburg. Un linaje para muchos tronos.-I. ORIGEN Y DESTINO.-Capítulo 1. De Königsfelden a Lisboa. La conquista de un imperio.-Capítulo 2. Planisferios para un orbe habsbúrgico.-II. LEYENDAS, MITOS Y HÉROES.-Capítulo 3. Tres mitos fundacionales: el viático, Jasón y Hércules.-Capítulo 4. La representación de uomini famosi en el Renacimiento peninsular. De la casa Trastámara a la Casa de Habsburgo.-III. HISTORIA.-Capítulo 5. La fabricación de la Gedechtnus. Crónicas y series icónicas habsbúrgicas.-Capítulo 6. Los triunfos del césar Carlos V y la escenificación del poder.-IV. SÍMBOLOS.-Capítulo 7. Domus Austriae. Árboles genealógicos de una dinastía predestinada.-Capítulo 8. Quaternionenadler. La heráldica familiar y las armerías del imperio.-Capítulo 9. Adventum. Enseñas y estandartes en las fiestas imperiales.-Capítulo 10. Mundus novus. La construcción heráldica de la América carolina.-Capítulo 11. Non sufficit orbis. Las divisas habsbúrgicas.-V. SACRALIZACIÓN.-Capítulo 12. Rex dei gratia. Maximiliano I y el linaje santo.-Capítulo 13. El cortejo de los Reyes Magos y las epifanías habsbúrgicas.-Capítulo 14. Rex sapiens. El árbol de Jesé y la estirpe de David. Salomonismo habsbúrgico.-Capítulo 15. Reliquias divinas y necrofilia dinástica.-Capítulo 16. Sine fine. La entrega celestial de las insignias del poder.-VI. GLORIA PÓSTUMA.-Capítulo 17. Regia maiestas non moritur. Panteones habsbúrgicos. De Muri a Innsbruck.-Capítulo 18. Única maravilla del Mundo. Mausoleos hispanos. Granada y El Escorial.-VII. PLANETA HABSBÚRGICO.-Capítulo 19. Abdicación y exequias de un emperador.-Capítulo 20. Pluribus in unum. Una corona, dos mundos.-Capítulo 21. Una corte permanente para la Monarquía Universal.-Epílogo. Memento austriae. El regreso de las águilas.-Fuentes y bibliografía.-Índice de ilustraciones.-Índice toponímico.- Índice onomástico.
Entre el ocaso de la Edad Media y los albores de un tiempo nuevo, una familia pareció adueñarse del mundo. Maximiliano de Habsburgo, archiduque de Austria y Rey de Romanos, fue proclamado emperador del Sacro Imperio en 1508. Sólo doce años después, su joven nieto Carlos, heredero de una constelación de coronas, estados y territorios europeos y trasatlánticos, le sucedió en el título imperial. Al abdicar Carlos V en 1555 su hermano Fernando y su hijo Felipe se hicieron cargo de un imperio familiar bicéfalo con vocación planetaria. Felipe II añadió nuevos reinos a su patrimonio, extendiendo sus dominios por cuatro continentes y tres océanos, reivindicando la Monarquía Universal. Y, ya en el siglo XVII, sus descendientes gobernaron desde la corte de Madrid el primer imperio global de la historia. Esta prodigiosa expansión fue legitimada visualmente por medio de numerosos materiales artísticos que proyectaron la imagen de una dinastía providencialista, inspirada en la antigua Roma y basada en la fe cristiana, destinada a gobernar un imperio sin fin.