CRUSCHIFORM
Érase una vez un rey y una reina con principios geométricos muy estrictos. Sus sujetos deben estar formados por líneas rectas y ángulos agudos. Por desgracia, sus propios hijos no siguen la morfología oficial. El primero es flácido, el segundo muy ondulado, el tercero completamente suave y así sucesivamente. Pero finalmente se produce el esperado milagro. Su última hija es una maravilla: una niña isósceles, perfecta en todos los sentidos. La sucesión está asegurada. Pero entonces se enamora de un pretendiente de forma incongruente...